Gastronomía de Brujas: qué y dondé comer lo mejor
Sus calles estrechas adoquinadas y sus canales románticos rodeados de edificios y palacetes medievales, no dejan indiferente a nadie. Pasear por su casco antiguo requiere paciencia y mil ojos para no perderte ninguno de los rincones con historia que esconde esta bella ciudad flamenca. Cuando menos te lo esperas, al asomarte a alguna de sus plazas o al adentrarte por alguno de sus estrechos callejones, nos asalta alguna maravilla que nos hace parar y estremecernos por su belleza. Pero si os digo que además de todo esto, Brujas es una de las capitales del mundo más conocida y reputada por su gastronomía, seguro que a más de uno le sorprende.
Pues sí señores, así es. Brujas no solo son mejillones (aunque deberíais probarlos), chocolate y cerveza, como muchos pudieran pensar. Brujas desde hace años se ha convertido en todo un referente de la alta cocina mundial. Solo hay que ver la cantidad de restaurantes con estrella Michelin que hay en esta ciudad: De Jonkman, Sans Cravate, Auberge De Herborist, Den Gouden Harynck… lo que la ha permitido posicionarse como destino culinario en sí mismo. Esto hace que Brujas sea perfecta, al ofrecernos para nuestro disfrute su historia, su ambiente romántico y su maravillosa cocina.
Pero como este tipo de restaurantes no está al alcance de todo el mundo, os voy a recomendar otros, más asequibles, pero igualmente fantásticos que salpican Brujas. Muy cerca de la Plaza del Burg, encontraréis el restaurante Rock Fort (Langestraat 15). De estilo moderno, en su carta podemos disfrutar de varios platos típicos de esta zona del norte de Bélgica con una presentación sumamente cuidada y elaborada. De verdad que me cuesta decir qué plato me gustó más: ¡¡todos!! Hasta el pan caliente y crujiente que acompañan con los pequeños aperitivos hizo que disfrutara de una cena muy especial. Decidí no elegir de la carta y que el chef me sorprendiera. Y bien que lo hizo. Si queréis vivir mi experiencia, no dudéis en pedir lo que me sirvieron: Camarón gris belga con miso y verduras encurtidas; vieira con repollo, tocino y risotto en salsa de hierbas verdes; carne de buey Txogitxu con verduras de temporada y de postre kaki con helado de banana y caramelo. Un menú completo y absolutamente delicioso. Al acabar no os despistéis y pediros algún cocktail en su barra. Es un plan perfecto para empezar una fantástica noche en Brujas.
Siguiendo en la línea de Rock-Fort, otra buena recomendación sería que fuerais a probar los fogones de Kok Au Vin (Ezelstraat 21). Con un ambiente más acogedor, lo veo perfecto para una velada romántica a la luz de la velas. Su carta está dividida por menús y, dependiendo del apetito que tengáis o el número de personas que seáis, el agradable personal de la sala os orientará sobre qué menú elegir. En mi caso con el menú de tres platos fue más que suficiente. Pude degustar un fresco pescado del día acompañado de queso Keiemtaler; carne de venado con hierbas orientales, salsa de calabaza y cardamomo y de postre una deliciosa pera en vino tinto, caramelo de sésamo, crema de avellanas y helado de castaña. No puede evitar transmitir al chef mis felicitaciones: hacía mucho tiempo que no comía algo tan sabroso.
Otras buenas opciones para degustar este tipo de cocina son los restaurantes Zet´Joe, Franco Belge, De Refter y Sans Cravate, por ejemplo. Todos ellos con una cuidada y elaborada cocina, típica de esta zona de Flandes.
Pero para que veáis que soy bueno, también os voy a recomendar dónde comer y disfrutar del mejor chocolate, las cervezas y las patatas fritas en Brujas. Pero eso sí, os voy a enviar a los mejores sitios. Vamos por partes:
Chocolate:
Como en casi todas las ciudades belgas y Brujas no es ninguna excepción, sus calles están plagadas de tiendas y puestos callejeros para disfrutar de un rico bocado dulce, donde el chocolate, por supuesto, es el protagonista. Pero hay que saber diferenciar lo bueno de lo malo o lo excelente de lo mediocre. En Brujas hay cuatro tipo de establecimientos donde poder comprar chocolate. De peor a mejor calidad: los puestos callejeros; las tiendas de chocolate y bombones que no pertenecen a ninguna marca comercial cuyos chocolates en muchos casos no están hechos en Bélgica; las tiendas de las marcas comerciales más conocidas como Godiva, Neuhaus o Galler; o las tiendas donde producen a mano el mejor chocolate de la ciudad. De estas últimas hay 10 repartidas por todo la ciudad. Para no volveros locos, os recomiendo caminar por la calle Wollestraat y recrearos en las tiendas Van Oost, Chocoladehuisje y Pralinette. Dentro de estas diez también destacaría Chocolaterie Dumon, con tres establecimientos en Brujas. Cualquiera de estas diez tiendas os volverá locos.
Cerveza
En Bélgica existen más de 500 tipos de cerveza o eso he leído hace poco. Las tenemos de infinidad de sabores, colores, graduaciones… es el auténtico paraíso de los cerveceros. Y como es lógico, en cualquiera de los innumerables bares y cervecerías de Brujas, podemos degustar cualquiera de ellas. Yo, como soy más de vino que de cerveza, me dejé siempre aconsejar por los camareros, cosa que os recomiendo. Por su experiencia, suelen acertar con nuestros gustos. ¿Pero dónde os podéis tomar las mejores cervezas? Pues fácil. Los locales más auténticos serían: Herberge Vlissinghe (Blekersstraat 2), una vieja caverna donde se reúnen las mejores asociaciones de la región; ‘t Brugs Beertje (Kemelstraat 5) con una carta de más de 300 referencias de cervezas; y en Staminee Garre (De Garre 1).
Pero si queréis disfrutar de una cerveza más auténtica, os aconsejo que visitéis la cervecería Halve Maan (Walplein 26) con un interesante museo para ver cómo se realiza la cerveza Brugse Zot. Además de recorrer la destilería y visitar su tienda, en la terraza del piso superior, podéis degustar su cerveza con unas vistas panorámicas de Brujas absolutamente increíbles. Lo que sorprendió de esta destilería es que embotellan fuera de la ciudad, y para evitar que los camiones entren en el casco de Brujas a recoger la cerveza, esta llega hasta la embotelladora desde la fábrica por una tuberías.
Patatas Fritas:
La patata frita, plato tipiquísimo en Bélgica (dicen que aquí se inventó) la podemos degustar en mil puestos y restaurantes de la ciudad. Hay que decir que en casi todos las elaboran bastante bien y que seguro que si las pedís en cualquiera de ellos, os gustarán. Pero para ser un poco originales y pedir en un sitio muy auténtico y con solera, os recomiendo que vayáis a los dos puestos callejeros que hay en la Plaza del Mercado, justo a los pies de la Torre Campanario Belfort. Estos puestos acaban de cumplir un siglo. Llevan en este punto desde finales de la I Guerra Mundial (1917). En ellos podéis elegir una buena ración de patatas fritas mezcladas con cualquiera de las muchas salsas que os ofrecen. Por 4 € mataréis el gusanillo por este plato.